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  • Padre Pedro López

    “Como dijo en su relación Monseñor Contreras, realmente quien resucitó el Departamento del Clero de la Conferencia Episcopal fue Don Enrique Alvear. Una de las razones fundamentales por las cuales él resucitó esto fue porque dijo que los sacerdotes estaban muy desvalidos. Y ello por dos razones: una porque trabajaban muy solos y por la angustia del tiempo en la cual están constantemente siendo urgidos. No tenían ni posibilidad de contactarse entre ellos, ni tenían posibilidad también de estar poniéndose al día. Agregaba además el hecho de que hay mucha gente que tiene mucho interés en que los sacerdotes estén disgregados. Por esta razón, justamente, a fines del año 76-77 empezó  a reorganizarse el Departamento del Clero en el cual él fue eligiendo  a la gente que iba a trabajar con él, justamente en esa forma. Y una de las cosas importantes para él era, no solamente trabajar a nivel Santiago, sino que a nivel nacional, porque decía: ‘en Santiago por lo menos tenemos instancias, pero en otras Diócesis realmente, hay algunas sobre todo, en las cuales esto es extraordinariamente difícil’.

    “Con esto se fue creando la Primera Reunión Nacional del Clero, que se realizó el año 78 en Punta de Tralca. La primera finalidad fundamental fue la importancia de la persona. El que entre los sacerdotes nos conociéramos, viéramos quienes éramos, qué inquietudes teníamos; que realmente fuera un Encuentro muy, muy personal. No tanto un Encuentro Teológico, el darle contenidos, sino que el contenido lo fueran dando las personas. Y era hermoso darnos cuenta, después en los comentarios, cómo Don Enrique gozó con el hecho de que viniera alguien de allá de Coyhaique o de Puerto Aysén, una persona que era un único chileno entre varias otras personas que eran extranjeras, no porque fueran chilenos y los demás extranjeros, sino por el hecho de que realmente él mismo se sentía.

    “La Segunda Reunión general, que se hizo al año siguiente, también tuvo la misma temática: el que los sacerdotes empezaran a reflexionar fundamentalmente desde una iglesia que fuera servidora de este mundo. El tenía un don profético: ir detectando por dónde va el Señor en la Historia, ir detectando por dónde va el pecado del mundo en el Historia. Nos fue ayudando a todos y nos iba realmente enriqueciendo de una manera extraordinaria.

    “En tercer lugar, yo destaco lo que significó, para él mismo, ponerse a disposición del Clero de Chile especialmente dedicado al Clero secular, sector que él veía más desvalido. Significó estar dispuesto también a dar conferencias o dar retiros a distintas partes y regiones de Chile. O sea no era solamente un hombre que planificaba sino un hombre que se comprometía. Realmente creo que en ese sentido a nosotros todo nos enriqueció de una manera extraordinaria. Para mí personalmente, es vital en mi vida haber conocido a Don Enrique Alvear cuando yo era un recién ordenado sacerdote y él era mucho mayor, pero que significó realmente para mí un enriquecimiento extraordinario en mi vida, un poco de director espiritual, un poco de amigo, un poco de padre. Incalculable, después, la riqueza de volver a encontrarlo cuando trabajamos en la Zona Oriente y, posteriormente, en el Departamento del Clero, donde nos tocó trabajar juntos, donde me llamó a colaborar. Yo creo que ha sido como una bendición de Dios extraordinaria en mi vida. El decía una vez: ‘yo creo que el mundo de hoy necesita líderes evangélicos; líderes que solamente trabajen con la verdad, con el amor, nada más. No prepotentes, no de esos que salen demasiado, en muchas partes’. Yo creo que todo eso fue él, y realmente para el Departamento del Clero, que trabaja hoy día con Alejandro Goic, Don Enrique está presente, porque constantemente al proyectar lo nuevo que estamos haciendo, estamos pensando qué haría Don Enrique. Por eso es una presencia que para nosotros sigue vigente.”

     

     

 
 
     
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Don Enrique Alvear