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  • Domingo Villegas, Asesor Juvenil

    Yo vengo en representación de los jóvenes drogadictos de la Villa Francia, Quería contarles de un gesto que es bien sencillo pero que en el fondo hay harto que descubrir. En mayo de 1980, empezó a surgir la inquietud en la Comunidad cristiana de Cristo Liberador, por trabajar con los jóvenes drogadictos. Se formó un grupo de 12 jóvenes a los que se le comenzaron a hacer terapias. Una vez terminadas éstas, que duró dos meses, estos jóvenes no podían seguir solos. Había que tomarlos y crear un grupo para siguiera adelante, y fue así como nos pusimos a la cabeza y a mí me tocó hacer de asesor.

    En el caminar nos encontramos con el problema de que éstos jóvenes eran rechazados por la inmensa mayoría de la población, incluso por sus familiares. Entonces nos faltaba apoyo y no teníamos a quien recurrir. Fue así como un día Don Enrique visitaba nuestra comunidad y con dos jóvenes drogadictos nos acercamos a conversar con él, a exponerle nuestro problema. Don Enrique se interesó de inmediato, empezamos a conversarle lo que pretendíamos, que era crear un grupo de drogadicción, y nos encontramos con el pero de que nos faltaban medios. Entonces sale Don Enrique en forma muy espontánea y dijo: “Yo me cuadro con cinco lucas al tiro. Y la zona estaría en condiciones de prestarles diez más”.

    En ese momento yo no descubría tanto. Pero después, con el tiempo, comprendí que esta era la acción solidaria liberadora. Yo, “me cuadro con cinco, pero diez me van a quedar debiendo”, en el sentido de hacerle responsabilidad a los jóvenes para que se interesaran y devolvieran eso. A través de esto, yo en lo personal descubro en Don Enrique su sencillez, ese hombre abierto a todos los demás. Y siempre que nos encontrábamos en las reuniones los jóvenes drogadictos no hablaban del obispo, sino que del caballero paleteado, el hombre bueno que nos ayudó a tirar “pa’rriba”. Porque ellos veían el rechazo en toda la gente, sin embargo, este obispo se preocupó del problema y siempre constantemente estaba preguntando, cómo va el “Siempre Unido”, porque así se llamó el grupo.

    En la actualidad ese grupo existe. Claro que hay que contar la triste realidad de que está un poco huérfano, sin asesoría. Y esto cuestiona, hay que hacer algo. Pero ese grupo continúa trabajando en la población como “Deportivo Cultural Siempre Unido”. Y hace poco, hace una semana falleció un caballero poblador allá y fue una inmensa alegría cuando en una de las listas que llegó a mis manos figuraba el timbre del “Siempre Unido”. Andaba recolectando dinero y solidarizando con la familia que estaba sufriendo esta desgracia.

    Yo creo que estos jóvenes descubrieron en ese camino lo que era la solidaridad, lo que era el compartir. Esto gracias a Don Enrique. Además en ese grupo hubo gente que se rehabilitó, que están casados.

    Pienso que Don Enrique ha de estar feliz, aunque fueron pocos, creo que es mayor la alegría en el cielo por un pecador que se salva que por noventainueve justos. Yo descubro ahí la solidaridad de Don Enrique como se hacía todo en todo.

                   

     

 
 
     
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Don Enrique Alvear