Documento sin título
   
 
 
  • Alicia Pastore, Familiar de detenido-desparecido

    Yo vengo en representación de los detenidos-desaparecidos. Soy casada, tengo tres hijos y pertenezco a la Comunidad Dios con nosotros. ¿Por qué dije que vengo en representación de los detenidos-desaparecidos? Porque soy la esposa de uno de ellos. Desde el año 74 es que somos cientos y cientos de familiares que andamos tras la búsqueda del ser querido.

    Empezamos en Santa Mónica reuniéndonos dos veces por semana, haciendo una y otra gestión para saber dónde estaba nuestro ser, y veíamos la necesidad, con los que nos acompañaban en el dolor de que debíamos llegar a las zonas. Y así como nos separamos por zonas, y a mí me correspondió la dicha de estar en la Zona Oeste, donde fuimos recibidos por un cuerpo de solidaridad de esa Vicaría, donde estaba a la cabeza don Enrique Alvear. No fue un sacerdote el que nos recibió, no fue un  obispo el que nos recibió: fue un amigo. Nos hizo sentir que en verdad éramos seres humanos, que en verdad en cada uno de nuestros rostros estaba Cristo crucificado; en los detenidos-desaparecidos. Don Enrique vio que era necesario que esto se ampliara a las comunidades, es que por eso que cuando salió la presunta lista de los 119, don Enrique hizo esta semana de oración. Mandó cartas a todas las comunidades, a todas las parroquias, diciendo nuestro problema. El sabía nuestros nombres, nos acogía martes tras martes en la Zona Oeste; no le importaba a él tener seis, siete personas esperando para una audiencia, pero si nosotros estábamos en la antesala esperando para reunirnos él iba y nos hablaba.

    Yo no olvidaré jamás ese apretón de manos que él nos daba semana tras semana. Las veces  que nosotros como Agrupación de Familiares de Detenidos-Desaparecidos, le pedíamos que estuviera en nuestras reuniones, él estaba ahí, estaba siempre presente. Dándonos su amor y su cariño. Nos escuchaba a cada uno con una atención pero tan especial que nos hacía sentir que en verdad la lucha nuestra no era en vano. Un día nos hizo una broma: “Ante ustedes me saco el sombrero, pero en este momento me saco la boina”.

    Es así como tuvimos esa semana de oraciones, con la separata fuimos viendo la lista y los nombres de los 119 y fue así como nos fuimos integrando a las parroquias, a las comunidades. Somos los mismos que estamos en esta Zona, que estamos en estas organizaciones poblacionales. Nos hemos reunido con los sin casa, nos hemos reñido con los cesantes, hemos estado en los comedores infantiles, hemos descubierto que nuestro dolor ya no es tan grande como el dolor que viene atrás del otro. Pero seguimos en la búsqueda. Porque como nos decía Don Enrique: “Trabajando, ustedes tienen la verdad. Ustedes tienen que triunfar, lo que pasa es que ustedes tienen que creer que los van a encontrar vivos”.                                   

     

 
 
     
Documento sin título
 
Don Enrique Alvear