Soy Roberto Sepúlveda, del Comité de Pobladores de la Nueva Matucana. Hemos querido estar presentes para agradecer a Don Enrique la gran labor que él hizo con los pobladores. Nosotros tenemos mucho que agradecerle a él, porque gracias a él logramos organizarnos y logramos salir adelante en nuestro movimiento, en una situación en que nos encontrábamos, bastante conflictiva. Porque habíamos sido erradicados injustamente y nuestras viviendas habían sido demolidas, siendo nosotros propietarios, teniendo inscritos nuestros títulos de dominio, todo en regla y conforme a la ley. Más de 800 familias, las que vivíamos en la Población ex Nueva Matucana, y comprendió un número de alrededor de 7.000 personas. Ustedes comprenderán que la cantidad de personas es bastante grande para ser erradicados entre gallos y medianoche, puestas nuestras cosas arriba de un camión y sin destino previo.

Después, siendo propietarios, llegamos como meros arrendatarios a las nuevas viviendas, habíamos sido desposeídos en forma ilegal y es aquí donde la labor de Don Enrique fue fundamental. El nos pidió que nos uniéramos, que venciéramos el miedo, y nos hizo ver que éramos personas, que teníamos derechos; y que no por ser pobres, marginales, no teníamos derechos. Y ahí surgió nuestro movimiento con gran fuerza; y hoy, con orgullo, les puedo decir que hemos logrado que nuestros títulos sean reconsiderados, nuestras viviendas definitivas sean pagadas con el antiguo título y esta gran labor que se hizo gracias a la Iglesia, a la Vicaría de la Solidaridad, los pobladores están inmensamente agradecidos. Como les repito, Don Enrique fue fundamental, un padre, un Obispo, un amigo, porque, como dice la palabra de Dios, él estuvo con los pobres, con los desposeídos. Es por eso que nosotros estamos muy agradecidos de Don Enrique y los pobladores de la Nueva Matucana lo llevaremos siempre en el recuerdo y muy presente en nuestras vidas. Es todo lo que puedo decir.