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Los derechos humanos, la paz y la justicia

  1. Hay quienes a través de toda la historia han utilizado a los pobres sin considerar su dignidad humana y sin tomar en cuenta sus más profundos anhelos de hombre.

  2. Debemos solidarizar con la causa del hombre, de todo hombre, pero en forma privilegiada la del que sufre y es débil, es la causa de Dios. (cfr. Mt 25-40)

  3. Hay un mundo en que unos pocos pueden gozar de él y tener dinero para poder vivir y tener casa y tener vacaciones y tener descanso y poder gozar con la familia tranquilos y una gran masa no tiene, derecho a clamar y a gritar ¡quiero ser hombre! ¡Déjenme ser hombre! ¡Déjennos ser hombres!

  4. Hagamos un mundo que sea digno del hombre, en que todo hombre tenga la felicidad de ser hombre, no que unos poquitos tengan la alegría de ser hombre y la gran masa la tristeza de ser hombre.

  5. Lo grande en lo humano es cuando uno se arrastra a los pies del hombre más débil, del hombre que tiene la misma dignidad y el mismo derecho a ser tratado bien; cuando el hombre llega eso ha crecido, es verdaderamente hombre pero cuando un hombre abusa de su fuerza porque tiene el poder en sus manos uno dice: ese hombre no ha llegado a la verdadera humanidad aunque hable de humanismo cristiano, aunque repita con los documentos en todas partes: el humanismo cristiano, el humanismo cristiano… cuando tu menosprecias al hombre y no le reconoces su derecho, tú no eres verdaderamente hombre, no signas hablando de humanismo cristiano.

  6. En días pasados hablaba con una joven casada y me dijo: “Estoy tan contenta… ya encontré un trabajo en un Centro Médico.  Me han contratado por el empleo mínimo y uno de los médicos es muy bueno, me agregó unos pesos más” y estaba feliz y la mamá me contaba feliz: “Fíjese que mi hija está trabajando”.  ¿No te das cuenta, le decía yo, que esa es una ofensa muy grande que un equipo de médicos que debe contratar una secretaria y pagarle el sueldo que l3 corresponde y hacer las imposiciones legales que corresponde, contratan a una niña en el empleo mínimo para darle un trabajo que debía ser remunerado con justicia?

  7. La gente no tiene conciencia de su dignidad humana, mucha no tiene conciencia de lo que es justo y lo que es injusto y nosotros tenemos que propagar y repetir por todas partes el valor y la dignidad de cada hombre, de cada mujer; que cada cual tiene su dignidad y que tiene que hacer que sea reconocida y que tiene que mostrarse digno, ante cualquiera que lo trate.

  8. El sábado estuve visitando en la penitenciaría a los que estaban detenidos desde el 18 de mayo.  Se me acercó un trabajador y me dijo: “Mi mujer fue a mi trabajo para decirle al patrón que me esperara.  Soy padre de 9 hijos.  Le contestaron que no me esperaban”, ya estaba cortado del trabajo ¡esto es muy duro e injusto!  Los demás me dijeron: “todos quedamos fichados: nos sacaron fotos de frente y de perfil, con esto tendremos dificultades en nuestro trabajo y los estudiantes problemas en nuestros estudios”, posteriormente se ha sabido que ellos han sido acusados de agredir a carabineros, sin siquiera haberlos rozado, como consta por testigos serios…

    Nosotros no queremos quedarnos en los hechos puntuales, los señalamos en señal de nuestra protesta por la injusticia que manifiestan y porque de ellos partimos para nuestra reflexión pastoral.

  9. Hay una situación de sufrimiento que podemos resumir así: limitación de los derechos sindicales; situación angustiosa de los trabajadores cesantes; angustia de tantas familias cuyos jefes de hogar trabajan al precio de un sueldo o salario muy inferior al valor de la canasta alimenticia familiar; el temor de perder  el trabajo si se habla con franqueza sobre la verdad de esta situación, etc.

  10. El trabajo humano no es sólo un esfuerzo físico para transportar un bulto, para cavar los heridos de una construcción o para manejar una complicada máquina moderna.

    Es eso ¡y mucho más! es la actividad de un ser inteligente y libre, imagen del Dios creador, que al trabajar está pensando en otros seres que ama y de cuya vida es responsable; está pensando además, en su compromiso solidario con todos los trabajadores para mejorar las condiciones y para edificar principalmente con ellos, una sociedad basada en la libertad en la verdad, en el amor, en el reconocimiento práctico de la dignidad de cada trabajador expresado en un sueldo justo, en el derecho a adquirir casa habitación y en el derecho a una participación afectiva en la empresa y en toda la vida social.

  11. (sobre los detenidos desaparecidos):
    De nada vale ocultarlos: creemos que la luz tiene más fuerza que las tinieblas y que tarde o temprano, la victoria definitiva corresponde a la verdad y a la justicia.

  12. Hacemos nuestro el problema humano del dolor que han sufrido los familiares de los detenidos-desaparecidos ante el injusto silencio sobre la suerte de sus seres queridos.

    Con humilde firmeza pedimos a las autoridades de gobierno que no dilaten su respuesta y solución a este gravísimo problema de los desaparecidos.

  13. Ponemos en manos de Cristo todo el mundo que llevamos junto a nosotros y especialmente el de nuestros hermanos que están experimentando con más intensidad el sufrimiento, porque no saben nada de sus familiares desaparecidos.  Esta es nuestra súplica humilde, sencilla, leal, sincera.  No tenemos nada que ocultar a nadie, no tenemos temor de nada ni de nadie; porque estamos hablando con Dios.

  14. Hemos estado atentos al sufrimiento de nuestros hermanos, los familiares de los detenidos-desaparecidos.  Pastores y comunidades hemos captado en ellos, a través de todo lo acontecido, un llamado del Seor para apoyar la justicia de su causa.  Así entramos en la historia que guía Jesucristo, denunciando la anti-historia de Caín y comprometiéndonos con la identidad de la Iglesia en la causa de la justicia.

  15. Queremos que la experiencia que estamos viviendo nos afirme más en el compromiso evangélico de hacer siempre nuestra la causa de los derechos humanos y la causa de los que padecen opresión o cualquier forma de injusticia.

  16. Jesucristo quiso hacer suyos todos los aspectos de la vida humana, especialmente los que más nos cuestan y desconciertan como son los sufrimientos, por eso eligió ser pobre y solidarizar con su suerte desde su nacimiento hasta la cruz: compartió las angustias del sin casa, el exilio del inocente, el rechazo de las autoridades a pesar de que pasó haciendo el bien, la persecución y la intriga por decir la verdad, la condena por un tribunal corrompido, la difamación, la calumnia, la tortura y la muerte como malhecho siendo inocente.

  17. Nadie debe ser pasivo, nadie debe ser un cristiano que ve caminar las cosas y no se compromete, nadie debe disculparse y pensemos que el miedo es real como lo han dicho con mucha claridad los que lo experimentaron, porque son padres de familia y tienen una familia por la cual responder; entonces la fuerza del amor que una es lo que tiene que apoyar a los que tienen miedo para poder superar el miedo… uno solo si grita le puede ir mal, si son miles y millones que gritan indudablemente que el grito consigue lo que desea, más justicia, más amor y más paz, eso es lo que quiere Cristo de nosotros.

  18. El Espíritu no viene a nosotros para que seamos ese tipo de cristianos mediocres que piensan en Cristo, que se acuerdan de Cristo, que posiblemente nunca faltan a la santa Misa el día domingo y ahí se quedan. Pobres cristianos mediocres que no sienten la fuerza y el impulso par ir siempre en busca de los hombres para servirlos, o ayudarlos, a entregarles esta fuerza de la verdad del evangelio, esta fuerza de la justicia del evangelio, esa fuerza del amor del evangelio, esta fuerza de la paz que esta en el evangelio para este mundo.

  19. La fuerza más grande de nosotros los cristianos está en reacciones que dicen: yo creo en la fuerza del hombre, y creo en el hombre y sigo creyendo en el hombre; aunque no se crea en la capacidad del hombre para ser libre y se le limite la libertad y se hable entonces de una democracia protegida ¿quién tiene derecho a decirle a otro, yo puedo usar la libertad y tú no sabes usar la libertad? ¿Quién tiene derecho a decirle a otro yo he madurado, soy apto para el ejercicio de la libertad y tú eres un niñito, yo tengo que controlar tu libertad porque tú no sabes ser libre? ¿Quién tiene derecho a decir esto?

  20. Ningún hombre afectado en su dignidad humana puede ser excluido de la preocupación de la Iglesia.  La Iglesia, por encargo de Cristo, debe poner todo su empeño en atender al hombre que sufre.  Sería muy irracional y antievangélico que la iglesia deje de servir al hombre sufriente porque eso lo hacen otros grupos.

  21. La Iglesia tiene el deber de denunciar los hechos que signifiquen falta de respeto por la dignidad de la persona.

    Salvar al culpable significa señalarle con claridad su atropello al hombre e invitarle a cambiar.  Así lo hizo el profeta Elías, cuando Ajab, rey de Israel, ha hecho matar a Nabot porque éste no ha querido cederle su viña.  Llega el profeta ante Ajab y le dice “así habla Yahvé”: ¿has asesinado y además usurpado? en el mismo lugar en que los perros han lamido la sangre de Nabot, lamerán también los perros tu propia sangre” (1 Reyes 21,19) y le anuncia severos castigos.  El rey siente el impacto de una palabra tan directa ¡qué desgarró sus vestidos! La Iglesia denuncia y llama a los culpables a conversión, o sea a un cambio radical que elimine para siempre la comisión de actos que atropellan la dignidad de la persona.

  22. Despreciemos una paz que se base en el temor, en el miedo, porque esa no es paz.  La paz para nosotros no consiste en no golpearse, la paz supone un corazón que busca, que ama, un corazón que quiere encontrar la verdad, que quiere encontrar la justicia, que quiere encontrar así el entendimiento y la verdadera armonía.  Nosotros sabemos que la paz que se fundamente en miedo, en temor o en imposiciones de unos contra otros, no es la paz, se va fomentando la rebeldía, el odio, la enemistad dentro de los corazones cuando no se resuelven los problemas.

 

 
 
     
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Don Enrique Alvear